Para Loncar

octubre 16, 2009

 

Se pintó hace casi dos siglos por alguien que sin saberlo plasmaba en el lienzo el alma de un hombre a quien nunca llegará a conocer; así artista y hombre estarán unidos para siempre por este cuadro, este y no otro…y así comienza nuestro relato…

Siempre quiso vivir cerca del mar al que no puede evitar llamar “MAR” porque inconscientemente se siente una parte de él, como si realmente fuese una gota de ese elemento que simplemente adquirió una forma diferente. Pero el mar no es suficiente, hay algo que también necesita para sentirse vivo, el color verde de las plantas y de los árboles, ha llegado a ser uno de sus colores favoritos en el vestir, eso si un verde discreto como todo lo que forma parte de su vida en el fondo es un hombre tranquilo.

 Si nos paramos un segundo a observar a los personajes de nuestro cuadro parecen ensimismados en sus pensamientos, en su mundo interior, no es una tarde de fiesta en el campo; es una tarde de domingo,  de paz y de silencio.

 Cada una de las personas que el  artista retrató tienen algo de nuestro hombre, todos y cada uno, hombres y mujeres y porqué no, también los niños, una parte de él lucha por alejarse de esa etapa de su vida sin darse cuenta de que cada edad tiene que agotarse y hay que dejar que sea así sino tarde o temprano nos reclamará los años robados.

 Empecemos por el hombre de la izquierda, Rudolph, seguro que está pensando en el momento en que pueda volver a echarse a la mar, ha estado enfermo el último año y los médicos le tienen prohibido embarcar, echa de menos el vuelo de las gaviotas, la brisa en alta mar y sobre todo esa tranquilidad que sólo se encuentra allí donde parece que se detiene el tiempo, algo que dos siglos más tarde nuestro hombre trata de conseguir con lo que tiene a su alrededor, la luna, una terraza y porqué no, un cigarro; simplemente son dos hombres del mar.

Sentada al lado Rudolph  está Mary  Beth, no es su mujer, aunque  en el fondo  tienen mucho màs en comùn  de lo que parecerìa  a simple vista, ellos no lo saben pero yo sì, mucho màs que con  su marido,  a su derecha,  que està  intentando ver  a las chicas  que desde la cubierta de un velero se tiran al agua.

 ¡Deberìas mirar para ella, se siente sola y no te estás dando cuenta!

 Mientras tanto ella continùa bordando unos  pañuelos con la inicial de su tìa Gertrud, ya octogenaria, a la que no  soporta, pero sabe que con un presente de este tipo la dejará en paz  los primeros veinte  minutos de la  anunciada visita del martes.

 Un momento… fijémonos  un poco  màs en el marido, la forma de sentarse, el modo de jugar con la varilla de colores, es un hombre aventurero que sueña con recorrer  el mundo, con viajes que tarde o temprano  llevara a cabo, y realmente ama a Mary Beth …a pesar de sus ansias de conocer otros países  se quedó a su lado, esperando al momento  en que puedan partir los dos.

A la derecha te presento al señor y a la señora Semptey, en cualquier caso muy en su papel  de nuevos ricos,  ella de luto o mejor dicho de “alivio” por el reciente fallecimiento  de su padre  al que no tenía  en gran estima  porque dilapidó  la fortuna familiar  en casinos.

Siendo muy joven se casó  con un físico que hizo fortuna al descubrir un elemento hasta entonces desconocido el”Rubidìo”.

Son una pareja feliz  y ella ha compartido muchas veces  con él noches de insomnio  por el duro trabajo, hacen un buen equipo al final el esfuerzo mereció la  pena

No han tenido hijos  a pesar  de que querìan  pero como ellos acostumbran a decir, la vida les tenía  preparado otro camino y se sienten felices teniéndose el  uno al otro ,no necesitan nada màs.

Quizàs  estos dos son los personajes  de nuestro cuadro que màs se aproximan a nuestro hombre, pero los dos, probablemente si  pudièsemos  presenciar alguna de sus discusiones  las palabras  de uno y otro recordarìan mucho a los pensamientos de nuestro hombre,  en su cabeza  siempre hay dos partes,  normalmente contrapuestas y enfrentadas lo que le lleva a conclusiones  brillantes, no en vano  siempre… siempre …estàn los dos intentando  ver la luz  sobre cualquier  tema, por otro lado también  le provocan  a veces grandes dolores de cabeza.

En el centro del cuadro paseando con su hija está  Doris, como siempre a esta hora, una mujer joven y muy atractiva  aunque empeñada en dar a  su hija una educación demasiado refinada y por eso no se le permite jugar con los demás  niños en el parque,  algo un poco incompatible con ese vestidito blanco impecable. Aun así la niña es muy feliz porque, aunque su madre no lo sabe, está deseando volver a casa  porque  ha escondido debajo de la cama una colonia entera de caracoles.

¡Me encantaría ver la cara de Doris cuando invadan el resto  de las habitaciones!

 Nuestro hombre  hubiese pensado en hacer esa misma travesura,  pero no lo hubiese hecho pensando en la reacción de sus padres, con los años acabará  convenciéndose a sì mismo  de que su educación fue  muy estricta sin pararse a pensar que probablemente el tuvo mucho que ver y que, en cierto modo , se  educó  a sì  mismo y porque no decirlo, no lo ha hecho nada mal

 En este momento están a punto de cruzarse  con Rosie  y su institutriz  ella acababa de coger un ramillete  de camino  por el sendero y està  intentando decidir  cual es el mejor para preguntar sì ese chico le quiere o no, pero quien es él? ¿Està en nuestro cuadro? Yo creo que si…Rosie es una romántica.

 Cerca de la orilla de espaldas está la abuela  Charlotte, en otro tiempo cupletista , casi tiene noventa años  y esta enfurruñada  y rosmando, no entiende que les hace pensar  a “estos”, sus familiares, que por ser una anciana tiene que bajar al parque, con lo bien que estaba  en casa mirando por la ventana  a ver quienes son los nuevos vecinos de la casona de enfrente (cuando llegue ya habrá oscurecido y no se vera nada- piensa).

Rosmando…rosmando…

 Y estamos llegando al final de nuestra historia aun quedan muchos personajes  pero se está haciendo de  noche  y poco a poco todos se retirarán  y no me serà posible continuar  observándolos…pero falta algo lo màs importante…

¿Quien es ese chico  tan joven  con sombrero que está tocando un instrumento al fondo?

Quizás  nuestro artista  en el fondo si quiso  que ese  hombre  que miraría  su cuadro cómo  nadie antes lo había  hecho,  apareciese también…no en vano siempre dice que es un músico  fustrado …y la trompeta … porque no???

 

 

 

 

Para Javier G. y Carlos D.

octubre 16, 2009

 

 

PERSONAJES

 Marco Saavedra, Acaudalado hombre de negocios.

Francisco Javier Girón, Poeta incipiente.

Fulgencio Saavedra, Padre de Marco y padrino en el duelo.

Jesús Girón, Cura, hermano de Javier y padrino en el duelo

Eleonor de Rozas, Esposa de Marco

Dos lugareños

{la acción, en la Comarca de la Vera}

 

ACTO PRIMERO Y ÚNICO

 

ESCENA PRIMERA

{Anocheciendo. Castillo Medieval, Jarandilla de la Vera}

 

Fulgencio: ¿Cómo van las obras en la Iglesia? Si necesita más dinero no dude en pedírmelo, Eleonor quiere bautizar a mi nieto allí ¿cree que estará acabada la Capilla para septiembre?

Jesús: Espero que sí, llevamos un poco de retraso por las lluvias pero creo que podremos cumplir su deseo. ¿Sabe ella lo que ocurrirá mañana?

Fulgencio: No, creo que no sospecha, ellos han querido mantenerla al margen, aún está muy débil, no queremos que sufra una recaída ¿Tiene claro lo que hay que hacer o quiere que lo repasemos de nuevo?

Jesús: No es necesario

Fulgencio: Ni una palabra de esto y tranquilícese,  todo saldrá bien.

Jesús: ¡Que Dios nos acompañe!

 

ESCENA SEGUNDA

{Amanecer. El Lago, Garganta de Pedro Chate}

(Entran Marco y Fulgencio, Javier y Jesús)

 

Fulgencio: Comprobemos las pistolas.

Jesús: Correcto

Fulgencio: El duelo será a muerte, en este punto os colocaréis espalda con espalda, al sonido del silbato comenzaréis a caminar, al acabar ambos os daréis la vuelta para disparar al oponente.

Jesús: Procedamos a demarcar el suelo.  ¿Cara o Cruz?

Fulgencio: Cruz

Jesús: Siete pasos desde este punto.

Fulgencio: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete.

Jesús: De acuerdo con las reglas, tenéis diez minutos para intentar por última vez arreglar vuestras diferencias o en su caso cambiar el duelo a muerte por a primera sangre, en caso contrario todo seguirá según lo acordado.

 

{Arenal del Lago}

(Marco y Javier de frente)

 

Marco: Eras como mi hermano, para mi padre aquí presente en este día triste se le va a morir un hijo en cualquier caso. Te dimos de comer y una casa donde cobijarte cuando con tus poesías no ganabas nada ¿Cómo pudiste hacerle eso a mi familia?

Javier: Tu familia es la mía pero tú, tú crees que todo se compra con dinero, que a mí me compraste, que soy una más de tus posesiones.

Marco: ¡No es verdad!

Javier: Tenía un sitio en vuestra casa pero ¿a qué precio? No te importaba restregarme todo lo que yo te debía por ello, haciéndome saber que era un parásito, un entretenimiento más en el que invertías vuestro dinero.

Marco: ¡Mientes! creímos en ti, en tu talento, pero nos olvidamos de la persona que hay debajo, un ser ruin, que engaña y miente.

Javier: Durante años me has expuesto como un animal de circo, el poeta que vino de la nada, ensuciando la memoria de los míos, mi sangre. Te desprecio y ella te demostró que todo ese dinero no podía comprarla a ella tampoco porque me ama, sin joyas, ni viajes, me ama por lo que soy, eso es lo que tu orgullo no consigue aceptar, un orgullo que teñirá de rojo este lugar.

  Marco:¿Te crees mejor que yo miserable? ¿Porqué en vez de adornarla con alhajas y vestidos la adornabas con tus palabras envolventes? ¿Eres tú mejor que yo, que le prometías las estrellas y morir de amor sin sus labios? ¿Eres tú mejor que yo que le llenabas la cabeza con los susurros del viento y el canto de las sirenas? ¿No es mucho mas vil prometerle cosas que nunca has cumplido, que nunca cumplirás? o ¿acaso hay más de una luna para complacer a todas tus amantes?

Javier: Te enterrarán con tu dinero y mis palabras acompañaran siempre a quien quiera escucharlas.

Marco: ¡Palabras vacías! Nada de lo que dices es real, ninguna de tus poesías se detiene  a escuchar el latido del corazón. Todo ello lo podría perdonar pero mi hijo, el que yo creía sangre de mi sangre, no puedo dejar de quererle pero cuando lo miro solo veo una mentira. Nunca te perdonaré el no poder amarlo igual.

Javier: Eleonor te mintió, ese engaño no lo quiero en mi tumba, en tu hijo no hay nada mío.  Recuérdalo porque es lo último que oirás en esta vida.

Fulgencio: Es la hora

Jesús: ¿Queréis continuar con esto?

Carlos: sí

Jesús: sí

Carlos y Javier: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete

(Suenan dos disparos, un cuerpo se desploma)

  

ESCENA TERCERA

{Carretera Jaraíz-Cuacos de Yuste}

(Entran dos lugareños corriendo)

 

Lugareño  Primero: Corre que he oído dos disparos procedentes del Lago, dijeron algo en el pueblo de un duelo entre uno de la casa de Saavedra y uno de Girón.

Lugareño Segundo: Ya lo veo. Hay alguien tendido en el suelo! Dios Mío! ¿Que ha pasado aquí Don Fulgencio?

Fulgencio: Mis hijos han recibido una lección y D. Jesús se ha desmayado.

Lugareño segundo: Vaya susto, marchamos ya, ¡que no sea cosa de cuidao señor cura!

Ochenta y cuatro

octubre 15, 2009

 

 

Viajeros al tren

Mama hoy cumpliría 53 años, entraré en el último vagón, estaré sola.

Vaya por dios, tiene que sentarse aquí?

Esta señora no está bien, con quien habla si no hay nadie sentado a su lado, los estudios, la novia…

El revisor comprueba mi billete y los de ellos. Ya la conoce.

 Esta es mi parada, me despedí amablemente de los dos.

Hace mucho calor, esta estación es muy bonita ¿tomaremos algo mama? Sonrío por primera vez en mucho tiempo.

Viajeros al tren.

 

Para Genara

octubre 14, 2009

 

–          ¿Que lees?

–          El último libro de Paul Auster, me está gustando.

–          Necesito que hablemos, no me encuentro muy bien…

–          Lo sé, llevamos cuarenta años casados te conozco y sé que algo no va bien: tomaste hoy las pastillas?

–          Si. No me salgas con eso, no tiene nada que ver. Estoy pensando en llamar a un cura o a un  vidente; pasan cosas raras en casa ¿Tú no has notado nada?

–          No, ya hemos hablado de este tema, todo está bien en casa; bueno el grifo de la cocina lleva años goteando día y noche, pero ya lo doy por perdido.

–          ¡No lo hagas! ¡No, esta vez no!  ¡No mires para otro lado y menos con tu peculiar sentido del humor! La cosas cambian de sitio; cuando llego a casa a veces siento como si alguien caminase por el pasillo, el sillón no está frió estando la casa vacía, las ventanas se entreabren y a veces las luces están encendidas cuando estoy segura de haberlas apagado

–          ¡Pues si que pasan cosas! –sonriendo-

–          ¿Y que me dices de lo de ayer?

–          ¿Qué pasó ayer?

–          Estoy segura de que me dormí leyendo ese libro que lleva años en la mesilla, que nunca me acuerdo de como se llama…ese que el protagonista se llama como el hijo de la señora flora, que murió en Cartagena…

–          Ignatius

–          Si ese, pues me quedé dormida y estoy segura de que se me olvidó quitar las gafas y al despertar no solo no estaban en mi cara sino que “alguien o algo” las había colocado en tu funda de gafas!

–          ¿En la mía? ¿Y mis gafas..? ¡Estaremos masificados ahí dentro!

–          En fin, es inútil hablar contigo, todo lo tomas a broma; pues te lo advierto, si un día de estos vienes a casa y hay un cura o una espiritista con sus rezos y cánticos no te extrañes.

–          De acuerdo, pero ponte guapa porque si viene un cura creo que le pediré que nos case de nuevo-sonrie-

  

Llaman a la puerta:

–     Hola hijo, tu por aquí, tienes cara de frío… ¿todavía está lloviendo?

     No ha parado en todo el día; vamos arréglate, hace un año que murió papa y pensé que no te gustaría estar sola.

–     No lo estoy hijo, no lo estoy -sonriendo-

Para Marciano

octubre 14, 2009

 

 Llaman a la puerta, no pregunto quien es…ya lo sé: mi nostalgia.

Toda la tarde la lluvia golpeó los cristales entonando una música que me es muy familiar; me traslada a casa con su dulce melodía.

Si abro la puerta también entrará ella con su aroma a tierra mojada, entrará el viento que me despeina y trae lo poco que queda de mi tierra en su camino hasta aquí.

A veces, mirando al horizonte nublado me parece ver el mar; un mar sin alas, sin gaviotas…

 Yo tengo una amiga gaviota: una agresiva;  una carroñera, como la gente dice…

La vida nos juntó en una tarde lluviosa. Mi amiga estaba herida, intentaba alzar el vuelo en la carretera en medio de los coches, pero le era imposible; una y otra vez lo intentaba pero cada coche que pasaba la hacía girar hacia un lado y luego al contrario.

Lo pensé unos segundos, corrí al medio de la carretera y levantando la mano mendigue unos minutos a las prisas. Me acerque a ella,  mi amiga herida levantó la cabeza y lanzó el pico contra la mano que se acercaba para recogerla; son animales agresivos, no lo pensé…Cuando acercó su pico yo ya estaba preparada para el dolor; igualmente la sacaría de allí, pero agarró con el pico uno de mis dedos firmemente sin hacerme daño alguno: sácame de aquí, parecía decir. Cogí su cuerpo con la otra mano y nos marchamos sin que soltase mi dedo hasta que la dejé a salvo. Tengo una amiga gaviota…son animales agresivos…

 Vuelven a llamar: esta vez abro. Una ráfaga de viento recorre toda la casa; en el suelo,  la última carta recibida desde mi tierra todavía sin leer…Siento no haberte dejado entrar antes, traes noticias de muy lejos y vendrás cansado.

Para Carlos M.

octubre 14, 2009

 A veces,

 caminamos de la mano,

 inventando atajos y cruces nuevos,

 nos paramos a contemplar,

cada poco tiempo,

las flores en el borde del camino.

 

 Otras,

 agarrados apuramos el paso,

imaginando un camino fácil,

 avanzamos sonriendo,

sin tiempo para admirar el paisaje,

 disfrutando de la brisa.

 

 En ocasiones,

 el camino desaparece

 sólo existe el horizonte,

 con el corazón agitado,

 sin soltarnos de la mano corremos a su encuentro.

 

 Un boceto diferente,

 un dibujo nuevo, cada día,  cada semana…

 

Ya no me avergüenza que me veas dormida,

ahora eres tú el que coloca mi pelo,

 para que , cuando despierte,

 me vea bonita.