Para Dalmacio E.
abril 29, 2010
Enséñame a reír, ¿como era?
dime amigo, que no lo recuerdo,
perfila un arco de alegría,
maquilla el gesto melancólico.
Ayúdame a dormir compañero,
¡Hace tanto que me olvidé!
permite que descanse el tiempo,
mi penar, en tu aroma.
Al cabo de más lunas que días
amaneces tan frágil como real,
a una guerra de soledad,
por arma, tu mano desleal.
Ni un disparo se oyó, ni una explosión,
menos aún fuego o tambores
sólo los tanques de lágrimas y,
las heridas peores, las entrañables.
Una cruzada cruel por infinita
por perenne, por callada,
con sólo una trinchera,
tu sangre, que es la mía.
A veces desaparecías a gritos,
¡Ojos esquivos ,perdidos
de gota ciega!¿sabes?
A ellos me agarraré siempre.
Veo como flojean tus piernas,
decae tu ánimo de velo rojo,
mas, abatido agitas tus brazos
y nuevamente aprendes a nadar.
Nos reiremos juntos,
descansaremos en la fresca hierba,
mojaremos los pies en el agua cristalina,
y, si vuelves a perder una batalla,
te diré ¡Cómo te quiero!.