Para Dalmacio E.
abril 29, 2010
Enséñame a reír, ¿como era?
dime amigo, que no lo recuerdo,
perfila un arco de alegría,
maquilla el gesto melancólico.
Ayúdame a dormir compañero,
¡Hace tanto que me olvidé!
permite que descanse el tiempo,
mi penar, en tu aroma.
Al cabo de más lunas que días
amaneces tan frágil como real,
a una guerra de soledad,
por arma, tu mano desleal.
Ni un disparo se oyó, ni una explosión,
menos aún fuego o tambores
sólo los tanques de lágrimas y,
las heridas peores, las entrañables.
Una cruzada cruel por infinita
por perenne, por callada,
con sólo una trinchera,
tu sangre, que es la mía.
A veces desaparecías a gritos,
¡Ojos esquivos ,perdidos
de gota ciega!¿sabes?
A ellos me agarraré siempre.
Veo como flojean tus piernas,
decae tu ánimo de velo rojo,
mas, abatido agitas tus brazos
y nuevamente aprendes a nadar.
Nos reiremos juntos,
descansaremos en la fresca hierba,
mojaremos los pies en el agua cristalina,
y, si vuelves a perder una batalla,
te diré ¡Cómo te quiero!.
Para María V.
diciembre 9, 2009
Camina sobre el arco iris,
puente reversible
del verde al maduro,
de la inocencia al despertar.
Senda de ida y retorno
que viaja al pasado,
pasarela de colores
que vuelve del mañana
Del ayer…
trae el dulce de naranja,
las mejillas encarnadas
el amarillo presumido y
el verde ingenuidad.
Renace la hierba fresca,
el añil cobrizo del cabello,
el malva osado y
el azul de los cielos jóvenes
Del mañana…
vienen relatos al rojo cereza,
al naranja zajarí o jazmín,
al amarillo ruidoso
del otoño en la tierra.
Historias de horizonte aceitunado,
de cielo sin nubes,
del índigo noctámbulo
de las noches claras.
Ella es distinta, va y viene
sobre el arco iris,
desde el azul de sus pendientes
al violeta de la libertad,
que hoy, es el de la suerte.
Para Francisco Javier G.
noviembre 18, 2009
Sólo la mitad del cuerpo…
Tiene cabello de estaciones vividas
de tiempo rodado,
los ojos claros pensativos
inclinados de infantil ternura
labios de silencio obligados,
la nariz solemne encima.
Un ancho pilar de viento
hasta el espaldón resignado,
largos brazos, corrientes de tinta,
hacia las manos inquietas.
Sólo la mitad del alma…
Llegan sus palabras,
caminando por la sombra,
silenciosamente nos tocan,
eslabones fuertes de cada verso,
sin lagunas, ni tropiezos.
Una escalera de rimas,
que subes sigilosamente,
collar sin cuentas pendientes,
su poesía, una columna blindada,
de versos perfectos.
Para Manuel
noviembre 4, 2009
Los árboles
¿serán acaso solidarios?
De Árbol a árbol
Mario Benedetti
Asomas altiva la cabeza
amenazante, hiriente
tus brazos de espinas enredados
cuidan del espliego débil,
así como en un patio de cemento,
ellos dirigen los ojos inquietos
envolviendo a los niños.
Más adelante, lánguida,
te vuelvo a encontrar,
un pájaro de tan verde,
buscando ramas para su nido,
con dolor se alejó.
Hoja de zarza comida
igualmente impides la entrada a mis manos,
esas flores amarillas no se arrancarán.
Al final del camino
es el trébol al que proteges
de tres, de cuatro…
Lo cuidas como una madre
a un mal hijo,
a uno bueno,
como el viento enfadado avisa
que hoy no es día para la Mar.
Tengo la respuesta…
Para Carlos M.
octubre 14, 2009
A veces,
caminamos de la mano,
inventando atajos y cruces nuevos,
nos paramos a contemplar,
cada poco tiempo,
las flores en el borde del camino.
Otras,
agarrados apuramos el paso,
imaginando un camino fácil,
avanzamos sonriendo,
sin tiempo para admirar el paisaje,
disfrutando de la brisa.
En ocasiones,
el camino desaparece
sólo existe el horizonte,
con el corazón agitado,
sin soltarnos de la mano corremos a su encuentro.
Un boceto diferente,
un dibujo nuevo, cada día, cada semana…
Ya no me avergüenza que me veas dormida,
ahora eres tú el que coloca mi pelo,
para que , cuando despierte,
me vea bonita.